lunes, 10 de octubre de 2011

ESTADO DE LA CUESTIÓN (MÁS VIGENTE QUE NUNCA)

El problema es que el único nacionalismo realmente intolerante, exclusivista y excluyente es el español, incapaz de compatibilizar su legítima adhesión con la lengua y la cultura españolas (que no se debería reducir a la castellana) con el respeto a las demás sensibilidades y lenguas de la península, que también forman parte del Estado y que teóricamente están sujetas al respaldo y protección de la Constitución. Ejemplo de lo que digo:
-El nacionalismo español niega que Catalunya sea una nación, la considera una región (el catalanismo no niega que España sea una nación)
-El nacionalismo español niega que Catalunya sea un país (el catalanismo no niega que España lo sea)
-El nacionalismo español niega que el catalán sea una lengua, y lo considera un dialecto folklórico de ámbito doméstico (el catalanismo no niega que el castellano sea una lengua)
-El nacionalismo español niega que haya otra patria que España ni otro patriotismo que no sea el español

El nacionalismo español lleva unos cuantos siglos menospreciando, insultando y persiguiendo cualquier lengua, cultura y manera de ver las cosas distintas de su nacionalismo. Es incapaz de asumir la multiculturalidad, el pluralismo y la presencia de otras lenguas en el Estado, a las que percibe como extrañas e invasoras, como si fueran una amenaza a su lengua y patria españolas, a las que considera superiories legal y moralmente.

Es como si de alguna forma la mera existencia y supervivencia del catalán, el gallego o el euskera fueran una mancha en el historial imperialista del nacionalismo español, que arrastra el complejo de 1898. En España, todo lo que salga de la ecuación macho blanco heterosexual católico y patriota español es visto con suspicacia.

El nacionalismo español quiere imponer su monoculturalismo y monolingüismo porque es, por esencia, ofensivo y beligerante. El catalanismo sólo aspira a normalizar su lengua y su cultura dentro de su territorio. No tiene ninguna intención de catalanizar España, mientras que el nacionalismo español quiere españolizar Catalunya. Esa es la principal diferencia: unos quieren ser, otros quieren que todos sean como él. No es un choque de dos opiniones igualmente legítimas, hay una parte moralmente ilegítima.