martes, 17 de agosto de 2010

Bibliografía recomendada

-"El nacionalismo lingüístico" (Una ideología destructiva), Juan Carlos Moreno Cabrera. Ed.Península
-"La dignidad e igualdad de las lenguas. Crítica de la discriminación lingüística. Madrid, Alianza
 -"Nacionalismo español. Esencia, memoria e instituciones", Carlos Taibo. Ed. La Catarata
-"Desnudando España", Victor Alexandre. Ed. Proa
-"¿Una Cataluña sin España?", Josep M.Puigjaner. Ensayo Milenio
-"Catalanofobia. El pensamiento anticatalán a través de la historia", Francesc Ferrer i Gironès,.Ed.62
-"¿Un Estado, una lengua?, Varios autores (W.F. Mackey, K.D. McRae, P. Van De Creaen, R. Viletta, R.Ninyoles, O. Ramon y J. Vernet). Ediciones Octaedro
-"El intento franquista de genocidio cultural contra Catalunya", Josep Benet. Abadía de Montserrat
-"Historia del pensamiento político catalán", Francisco Elías de Tejada. Montejurra
-"La catalanofobia, expresión ideológica de masas del españolismo", Javier Pulido
-"Idioma y poder social", R. Ninyoles. Madrid, Tecnos
-"La cuestión lingüística en la España del siglo XXI", E. De Miguel Aparicio. 
-"Lengua y sociedad", M. Alvar. Barcelona, Planeta
-"Lengua española y lenguas de España", G. Salvador. Ariel, Barcelona
-"España plurilingüe", M. Siguan. Alianza Editorial, Madrid 
-"El fantasma del separatismo", Antonio Cortón (1898). Ed. F Sempere 
-"Historia social de las lenguas de España", F. Moreno Fernández. Ariel, Barcelona

viernes, 13 de agosto de 2010

Citas interesantes

-Las campañas anticatalanas son la expresión de la impotencia de los españoles para asimilarnos. Su incapacidad de seducirnos políticamente y culturalmente les provoca la catalanofobia, por la cual cosa  sólo se imaginan la consecución de sus objetivos imperiales por el sistema de la violencia (Francesc Ferrer i Gironès)

-El anticatalanismo, síntesis del retraso económico del resto del Estadso y del chovinismo contra un pueblo identificado con una clase, es la única expresión ideológica efectivamente "de masas" del españolismo, incapaz de movilizar a la práctica a nadie por sus otras formulaciones (bandera roja y gualda, unidad, etc...) (Javier Pulido, andaluz)

-Definimos al españolismo como la expresión ideológica supurada por el aparato del Estado burgués español y la oligarquía centralista, basado en la afirmación de una inexistente legitimación nacional-unitarista para su existencia y construido con el objeto de negar tanto la lucha de clases como la realidad multinacional del territorio ocupado por ese Estado y expoliado por esa clase, con la intención de mantener y reforzar su tiranía sobre las naciones oprimidas y el proletariado explotado (Javier Pulido)

-Las varias actitudes anticatalanas: relación de envidia-odio hacia Cataluña (Javier Pulido)
-Castilla labró España a su manera, brutal y violentemente, a golpes de lanza y a cinturazos de milicia (Francisco Elías de Tejada, catedrático de filosofía del derecho MADRILEÑO)

-Pero no creáis, señores Diputados, que el movimiento catalanista empieza en el año 1885; había empezado antes, muchísimo antes, ni siquiera en la época de los Juegos Florales...(Bartomeu Robert)

-No lo olvidemos, hay una hostilidad en toda España contra Cataluña, una hostilidad contra las peticiones y contra las reclamaciones de Cataluña. Hostilidad que se manifiesta aquí, hostilidad que se ve aquí tan pronto como el problema de Cataluña se plantea (Marcel·lí Domingo, 1916)

-Hay fuera de Cataluña "separatismos contra Cataluña" que nos han hecho a veces mucho más daño que el propio separatismo catalán, porque a la incomprensión han sumado el desconocimiento, cuando no el odio (José M. Marcet, 1960)

-El anticatalanismo belicoso alcanza en Castilla a todas las clases de la población. El núcleo de la catalanofobia no se encuentra solamente en la aristocracia castellana y en los generales, en el medio servil de los profesores y abogados (A. Sieberer, austríaco, 2ª República)

-Lo más virulento de la expresión anticatalana prodigada en la zona de Franco provenía de los componentes de la vieja derecha hispánica, en sintonía con la ideología militar (Rafael Abella)


-Porque -nunca se repetirá lo bastante- la personalidad de Cataluña manteníase claramente perfilada, con tanta nitidez, que en la perspectiva histórica resulta una de las más antiguas naciones de Occidente (Francisco Elías de Tejada)


-No en vano el Principado de Cataluña era el Principado civil por excelencia entre los viejos Estados medioevales. Ninguno como el suyo tan antiguo y tan ilustre. Al defender a Cataluña los patriotas catalanes defendían unos derechos, unas libertades, que los Usatges consagraron antes que ninguna Constitución de Inglaterra y Francia. Frente a Carlos IV y Felipe V, el pueblo de Cataluña defendía el derecho a la tierra, pero tanto como éste, los derechos del hombre, que sus leyes protegían contra los abusos de la nobleza y las intromisiones del poder real. El pueblo de Cataluña, acostumbrado secularmente a su Principado civil, debía, naturalmente, rebelarse contra las prácticas del absolutismo y contra la política del Principado mixto que los monarcas españoles pretendían instaurar en la Península (Juan Ors, 1926)


-El Estado es una comunidad humana que reclama (con éxito) el monopolio del uso legítimo de la fuerza bruta dentro de un territorio determinado (Max Weber)


-Todos los publicistas europeos han confirmado en sus obras diciendo que la mayor injusticia cometida contra el Derecho Internacional en el siglo pasado es la de haber considerado como país de reconquista a Cataluña" (Laureà Figuerola)


-Así, hacia 1855, Catalunya, que ha hecho una verdadera salida política Castilla adentro, vuelve profundamente desengañada. Sus hombres reflexionan y rechazan aquel estado incomprensible, abstracto, corrupto e ineficaz (Jaume Vicens i Vives)


-Entre Cataluña y Castilla media un siglo de distancia. El peso muerto de las viejas ciudades castellanas, con sus monasterios y sus roquedades, con su gusanera de empleados y caciques y sus contribuciones sin pagar y sus sequías y sus pedriscos, gravista sobre aquellas ciudades catalanas modernas, cultas y fabriles (Julio Milego, 1916)


-Cada vez que la representación catalanista planteaba el problema en las Cortes se producía en la Prensa y en los viejos y anacrónicos partidos un movimiento de indignación y de escándalo. Se clamaba contra Cataluña en la Prensa, iban y venían enardecidas las gentes por los pasillos de la Cámara, resonaban vivas ardorosos a España. Y los diputados catalanes, firmes, seguros de sí mismos, proseguían su obra (Azorín, ABC, 1916)


-Anticatalanes han sido siempre la nueb de burocrátas que desde la caída de Catalunya han venido a la tierra catalana. Es un odio que el dominador déspota siente hacia aquellos que no quieren arrodillarse dócilmente a su dominación. La verdad es ésta. Lo que se diga en sentido contrario es artificio de retórica, ceguera voluntaria o producto de hipocresia (Rovira i Virgili)


-Esta hostilidad existe, porque se ha extendido la leyenda de que Cataluña es la predilecta del Estado; la leyenda de que los beneficios del Estado van principalmente a Cataluña, de que los mayores desembolsos que el Estado hace los recibe Cataluña a manos llenas. A las regiones pobres del resto de España se les hace creer esto y este espíritu de hostilidad contra Catalunya privilegiada, contra esa Catalunya que se cree preferida a las otras regiones, existe en España (Marcel·lí Domingo, Congreso de los Diputados,1916)


-El diario ABC, un día dispara contra el patrimonio material, otro contra nuestro patrimonio espiritual. La riqueza y la lengua de nuestro pueblo son igualmente odiadas por nuestros enemigos. Nos quieren pobres y esclavos (Rovira i Virgili, 1923)


-Y en esto la intransigencia es desaforada, iracunda. Desde los gobiernos que han vedado el curso de los telegramas en catalán o querido desterrar este idioma del púlpito, hasta los particulares que ponen el grito en el cielo porque en las ramblas o en el tranvía o en los pasillos del teatro no se oye más que el catalán, "dialecto", dicen ellos, ásperpo desapacible, antipoético, diríase que todo están de acuerdo para lastimar, y lastimar por necio modo, a la sociedad en la cosa que le es más cara, en su idioma, esto es, en su espíritu, en su tradición,  en su personalidad (Antonio Cortón)


-El día que un dictador encarnara los ideales de Unamuno, de Ortega y Gasset, el fascismo castellano cristalizaría (Domènec Guansé)


-La comunidad catalana corrió el riesgo de perder su identidad ante la ofensiva anticatalana que el régimen de Franco mantuvo con violencia desigual (Josep M. Salrach)


-Toda esa fuerza anticatalana, Anguita, Aznar, el diario ABC de Madrid, varios columnistas de El Mundo y una serie de colaboradores de radio y televisión están redimiendo a Franco: no era un genocida, como creíamos, sino que encarnó en hechos lo que según se comprueba para tantos es normal como concepto (Baltasar Porcel)


-Ser catalán no significa ni ser nacionalista ni ser antiespañol, es tan sólo la constatación de un hecho indiscutible. El calificativo de nacionalistas lo ponen aquellos que quieren que vayamos por el mundo con la identidad de otro, la suya. Pero un pueblo adulto no necesita tutores. Los catalanes no somos españoles porque, para poder serlo,  deberíamos dejar de ser catalanes y nadie puede ser ambas cosas al mismo tiempo (Victor Alexandre)


-El universalismo español es muy provinciano. Mientras que para los universalistas españoles, Catalunya es una parte de España, para los universalistas catalanes, Catalunya es una parte del mundo (Victor Alexandre)

-El españolismo, ya sea de derechas o de izquierdas, no admite la independencia de aquellos países que considera suyos porque son fruto de una conquista armada; el españolismo no admite ni siquiera la existencia de los Países Catalanes, ni la existencia jurídica del País Valencià, no admite ni siquiera que la Catalunya norte es Catalunya. Para el españolismo sólo hay una única identidad, su nombre es España y españoles son sus súbditos (Victor Alexandre)

-El españolismo es la expresión de lo que no tiene que ser nunca una nación: una prisión de pueblos. El catalanismo es la otra cara de la moneda, es la expresión de un pueblo que no quiere poseer ni ser poseído, que simplemente se niega a renunciar a su derecho a ser (Victor Alexandre)


-Los Países Catalanes y Euskadi no se pueden permitir el lujo de esperar inútilmente que España entienda algo que idiosincráticamente no puede entender. España no puede imaginarnos como vecinos de una comunidad de propietarios porque, según ella, nosotros no somos propietaris sino inquilinos de una casa que es suya (Victor Alexandre)


-La paradoja es fenomenal: los que alzan la bandera del bilingüismo actúan, de hecho, en contra de su establecimiento real, actúan a favor de mantener una parte de la población de Catalunya separada del dominio de las dos lenguas,  a favor de condenarlos al monolinguïsmo. Catalunya no es bilingüe. Todos los hablantes de la lengua propia de Catalunya saben también hablar castellano, son bilingües. Pero no todos los hablantes del castellano saben la lengua propia de Catalunya. No son bilingües (Vicenç Villatoro)


-Tenemos el documento más grande que tiene cualquier lengua europea, el Diccionario catalán-valenciano-balear, que es el acta notarial de la unidad de la lengua. Los que desconocen esa obra son unos analfabetos (Enric Valor)


-En Catalunya el tema se agrava por una inconcebible actitud de pedir perdón de ser tal como somos y una humillante reverencia del que pide, por favor, que le revisen los tópicos, las visiones estereotipadas y los prejuicios de que es víctima. Sublime, ¿no?, eso de que el agredido, encima pida escusas por haber sido provocador o incapaz de proyectar una imagen de él mismo que no sea la de aburrido, cerrado, insolidario y avaro (Colectivo JB Boix)


-Parece que los catalanes, para que nos quieran, tenemos que renunciar a ser nosotros mismos. Y yo no quiero que me amen, quiero que me respeten (Tomàs Rosés, 2000)


-Como se explica que hayamos sufrido dos conquistas militares españolas, que nos hayan fusilado un presidente de la Generalitat, que nos hayan suprimido instituciones como nuestro Parlamento, que nos hayan privado del aprendizaje de nuestra lengua en la escuela y que encima nos impongan como lengua única el castellano, que nos hayan prohibido la bandera nacional catalana, que nos hayan el himno nacional catalán, que hayan intentado y a veces conseguido, ahogar la economía catalana supeditándola a los intereses de la clase dominante española, que hayan mantenido en nuestro territorio contingentes considerables de policia y fuerzas armadas comandadas por oficiales españoles para someter y atemorizar nuestra gente, que nos hayan impuesto gobernadores, jueces, funcionarios de todo tipo, policias y clérigos españoles en nuestro pueblo, que hayan detenido, torturado, encarcelado, sentenciado, exiliado y fusilado a multitud de catalanes y que, entre otras muchas cosas, todavía continua esta persecución, ni que sea de una manera más encubierta? No tenemos más país que éste, ni estamos instalados en otro pueblo. Estamos en nuestra casa, el único espacio natural del que disponemos. Tarde o temprano nos independizaremos si ésta es nuestra aspiración. No se puede ir en contra de la libertad de los pueblos porque no hay naciones superiores ni naciones inferiores. No hay naciones con más derechos que las de otros ni naciones con derechos sobre las otras (Jordi Romaguera)


-La historia de América fue, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, un tema totalmente prohibido. No se podía editar ningún libro si antes no lo corregía un censor. La finalidad era tan clara como comprensible: adecuar la historia a los intereses de la Corona española. Y estos intereses, entre otros litigios menores, exigían que cualquier rastro de catalanidad de los descubridores fuera diligentemente borrado o tergiversado. Así, Colón se convirtió en Colombo, los Pals ampurdaneses en Palos de Moguer y los marineros catalanes en andaluces. El trabajo de estos artistas de la falsificación histórica ha sido tan eficaz, la mentira tantas veces repetida, que ahora parece loco cualquier investigador que ose replantear los hechos desde una perspectiva distinta. De tanto repetir una falsedad y de tanto configurar un estado de opinión social de acuerdo con unos hechos adulterados, nuestra memoria ha acabado aceptando como verdad indiscutible aquello que en un principio era sólo una fabulación grotesca e inversemblante...también es hacer ver que la historia es una herramienta para la despersonalización y, en nuestro caso, para la desnacionalización (Jordi Bilbeny)

jueves, 12 de agosto de 2010

Sobre la prohibición taurina en Catalunya 2

Consideraciones sobre la ‘Fiesta nacional’, de Henry Kamen en El Mundo
TRIBUNA
Con toda la razón, el editorial de EL MUNDO que comentaba la prohibición de las corridas en Cataluña sentenciaba que es «una prohibición que sólo pretende castigar a España». El siempre inteligente Luis María Anson hablaba en su Canela fina de aquel 29 de julio de la «politización» del tema. Hay razones válidas para prohibir el espectáculo -por ejemplo, por motivos de crueldad hacia los animales-, pero ni Carod-Rovira ni la inmensa mayoría de diputados catalanes que votaron a favor de prohibir los toros destacan como partidarios del movimiento para proteger a los animales. Su motivación no era otra que intentar un golpe contra el predominio de España. La prohibición es esencialmente un asunto político y sólo puede ser revertida a través de medios políticos, en Barcelona o en Madrid.
Sin embargo, la propuesta del PP de revertir la prohibición, blindando el espectáculo por ley, se basa en una visión totalmente errónea del papel que la Fiesta ha desempeñado en la Cultura de España. No sé si Rajoy ha estudiado la Historia de España, pero antes de que se precipite a una ciega defensa pública de las corridas debería reflexionar un poco.
El combate simbólico en público entre hombres y animales puede encontrarse en muchas culturas del mundo y se ha descrito en muchas obras de arte famosas. Creció como una lucha para afirmar la superioridad sexual del hombre y hay pruebas de que se practicaba en el Mediterráneo desde épocas muy tempranas. El toro se convirtió en el símbolo del machismo, del poder, de la masculina sed de sangre. Sin embargo, contrario a lo que muchos escritores han afirmado recientemente en la prensa, las corridas de toros nunca fueron la Fiesta Nacional de España, no más de lo que fuera el auto de fe.
En los primeros años de la época moderna, los más famosos reyes de España se opusieron a las corridas. La reina Isabel de Castilla asistió a una y se horrorizó tanto que se negó a ir a más. Carlos V no iba a ellas. Como su bisabuela Isabel, a Felipe II no le gustaban las corridas y en general las evitaba, pero no tomó ninguna medida para imponer sus preferencias sobre los castellanos. Algunas veces prohibió el espectáculo cuando comunidades específicas (los ciudadanos de Ocaña lo hicieron en 1561) se lo solicitaban.
Por otra parte, cuando en 1566 las Cortes de Madrid le pidieron que prohibiera todas las corridas en el reino (y, resulta superfluo decirlo, ¡no hubo Carod-Roviras en esa sesión del parlamento!), se negó a hacerlo aduciendo que era una costumbre tradicional, y no deseaba prohibir un espectáculo popular. Asombrosamente, sin embargo, dio plena libertad a aquellos que deseaban prohibir el espectáculo en Castilla. En 1568, permitió la publicación en España de un decreto papal de 1567 declarando ilícitas las corridas. Personalmente, las aborrecía. En días de fiestas importantes, prefería permanecer solo en el palacio trabajando, mientras todos los demás se iban a la corrida. En la fiesta de San Juan de 1565, por ejemplo, se celebró una corrida especial para la corte. Toda la nobleza asistió a ella, pero no el rey. En quizás el momento más feliz de toda su vida, su boda con Anna de Austria en 1570, prohibió la celebración de una corrida como parte de la fiesta prevista.
Los aficionados al toreo normalmente evitan referirse a hechos como los que acabo de citar. Manteniendo, tal vez, que la Fiesta era universalmente popular y la hostilidad de la élite gobernante era irrelevante. Lamentablemente para ellos, los hechos demuestran que las corridas no tenían una aceptación general en el país.
En el siglo XVIII el gran reformista de España, el ministro Jovellanos, dio los primeros pasos para examinar el estado de la tauromaquia. Al igual que otros ministros que apoyaban la Ilustración, calificó las corridas de toros de violentas y feroces, y opinaba que era hora de que la «ferocidad» dejara de tenerse en España por una virtud cívica. Casi sin excepción la corrida tuvo el rechazo de la élite ilustrada y de los intelectuales europeizados. Cuando, en 1767, Jovellanos solicitó un informe sobre este espectáculo, resultó que las corridas sólo se celebraban regularmente en 185 poblaciones de España, lo que le llevó a la conclusión de que no podían considerarse una afición nacional. El Gobierno adoptó un plan con el que se propuso abolirlas en un plazo de cuatro años desde la fecha del informe. En la práctica, la inercia española impidió que se hiciera nada hasta una ley de 1786 que las vetaba, pero tampoco entonces ocurrió nada y hubo que volver a prohibirlas cuatro años después.
En los últimos años del siglo XVIII, por consiguiente, la corrida no fue en absoluto la Fiesta nacional del conjunto de España. Jovellanos descubrió que se desconocía en toda la mitad norte de la Península, excepción hecha del País Vasco. En fecha tan tardía como 1800, no había toros ni en Cataluña, ni en Galicia, ni en Asturias. Es un hecho que los castellanos parecen desconocer. El público salió de su alegre desobediencia a las prohibiciones cuando un torero se desangró a causa de una cogida hasta morir ante los ojos de la reina María Luisa. En consecuencia, en 1805 el ministro Godoy las prohibió otra vez. En la práctica, sin embargo, continuaron y, en realidad, alcanzaron su mayor auge, mientras la figura del toro se convirtió en una especie de símbolo de la identidad española.
Lo que es indiscutible, en vista de todos estos hechos, es que el Gobierno de Castilla -esto es, efectivamente, de España- es el que más ha prohibido las corridas.
En Cataluña, todo el mundo sabe que la corrida no tiene raíces en la cultura popular. Se introdujo como una importación extranjera, poco más de un siglo atrás y sin ningún apoyo popular. La actual plaza de toros de Barcelona, la Monumental, fue inaugurada hace menos de un siglo, concretamente en 1914. Ya antes de esa fecha, la falta de apoyo a las corridas era obvia. Los catalanes las consideraban un signo del atraso de España con respecto a Europa. El doctor Robert, alcalde de Barcelona, organizó en 1901 una asamblea popular en la que pidió su abolición. Desde entonces, se hicieron varios intentos de introducir la prohibición, pero todos fracasaron. Hasta ahora.
En un momento u otro, por supuesto, los Gobiernos de España -y no sólo en Cataluña- han intentado suprimir espectáculos populares de todo tipo. En el siglo XVII, el Gobierno de Madrid prohibió el teatro popular, pero por breve tiempo (las prohibiciones «no se han conseguido nunca», reconocía un informe oficial de 1672). Las proscripciones afectaron a otros muchos aspectos del ocio, pero todas sin excepción quedaron en papel mojado. Una de las más interesantes fue la de los carnavales, desobedecida desde el momento en que salió. Al mismo tiempo, la oposición a los toros fue generalizada entre las clases educadas en Castilla. Miguel de Unamuno declaró que el flamenco, los toros y la zarzuela eran «una plaga» que en lugar de enseñar a la gente a pensar la contentaba con «majaderías y barbaridades».
En otras palabras, el mundo del ocio popular era un campo de batalla entre dos tendencias políticas en España. La división todavía existe. Los socialistas de Cataluña fingen apoyar la medida porque quieren defender a los animales. Esto evidentemente es falso. Pero también es mentira que los defensores de las corridas estén defendiendo una Fiesta Nacional. España, y especialmente Castilla, nunca han tenido una fiesta que sea verdaderamente nacional -los Gobiernos de Castilla prohibieron las corridas con más frecuencia que cualquier otro Ejecutivo en la península, como hemos comentado-. El PP, que parece estar defendiendo esa idea de Fiesta Nacional, debería abstenerse de entrar en una arena donde serán derrotados y donde su líder incluso puede perder una oreja.
Dejemos que quienes han inspirado la prohibición lleguen a un acuerdo con sus propios votantes sobre abolir un espectáculo que solamente tiene raíces verdaderamente profundas en las regiones de Cataluña que votan socialista.
Henry Kamen, historiador británico

miércoles, 4 de agosto de 2010

Sobre los insultos gratuitos

Nazis de Sánchez Dragó (Publicado en La Vanguardia el 9-7-2010)

En los tiempos del relativismo ético, el nazismo se ha convertido en un insultito grueso, en una mera forma de denigrar al adversario, diciéndola gorda. Aquí es nazi todo el mundo, tanto que el ejercicio de banalización del nazismo, que tamaño dislate representa, se perpetúa a ambos lados del espectro ideológico, desde las izquierdas más irresponsables, hasta las derechas más extremas, pasando por la fauna medioanarco-mediopijo-antisistema. Que Sánchez Dragó, por tanto, tilde a los catalanes de nazis en El Mundo no debería ni parecer extraño, ni indignar demasiado, no en vano estamos vacunados de tanta suciedad dialéctica. Y en el caso catalán, hace años que hemos blindado el hígado. Sin embargo, no por normal deja de ser grave que se puedan hacer este tipo de ataques denigrantes con total impunidad. ¿Por qué somos "nazis" los catalanes, según este practicante del sexo tántrico, escritor a ratos libres? Por querer que en el territorio donde hace 900 años que se habla catalán se puedan ver películas en el propio idioma, y por intentar garantizar el derecho de los consumidores a conocer, en catalán, los productos que se ofrecen en sus tiendas. Es decir, el Parlament de Catalunya y la inmensa mayoría de los catalanes que consideran normal que en Catalunya el catalán tenga garantizada una cierta presencia saludable son equiparables a unos tipos que invadieron media Europa, llevaron el planeta a una guerra mundial, persiguieron como ratas a millones de personas, las gasearon e intentaron su aniquilación colectiva. Defender, pues, democráticamente un idioma, en el propio territorio, es equiparable al asesinato de más de 20 millones de personas. Y todo esto nos lo suelta un "escritor", por supuesto, con buen rollo. ¿Pasará algo? Ni tan solo pasará que nos preocupe, no en vano, desde tiempos inmemoriales, el insulto grueso al catalán es un deporte nacional. Vale el todo vale porque, a un lado del puente aéreo callarán, y al otro lado les reirán las gracias. Lo de Sánchez Dragó, pues, sale gratis.
Por supuesto, se me ocurren algunos insultos gruesos como respuesta. Pero solo alimentaría el diálogo estomacal, cuyo último tránsito, como bien sabemos, tiene un único depositario: el water closet. Prefiero elevar un lamento sentido por los puentes rotos, por la imposibilidad de hablarnos sin denigrarnos, por no encontrar voces libres que nos respeten, incluso cuando disientan. Perdonen la insólita pregunta, pero ¿lo normal no sería que un escritor defendiera la riqueza lingüística de un Estado, y quisiera proteger a sus idiomas más débiles? ¿No deberían estar encantados de que el catalán sobreviviera? Lo sé, no hay peor pecado que el de la ingenuidad, pero a veces es un buen escudo contra el desánimo. En fin. Sólo me queda saludar a Dragó y desearle unas lindas vacaciones en Japón. Eso sí, querido amigo, que sean eternas.

PILAR RAHOLA

Tretas del españolismo

"Resquebrajando Catalunya" (Publicado en La Vanguardia el 25-8-2010)

La idea-fuerza de la reforma del Estatuto de Autonomía de Catalunya fue la de terminar con el expolio fiscal. Asegurar la ordinaliad entre las aportaciones de las distintas autonomías y las inversiones que recibirían era la manera más gráfica y de comprensión elemental para conseguir unos mínimos de equidad.
El resultado del complicado y penoso proceso ha sido una butifarra fenomenal a nuestras aspiraciones de justicia. La primera reacción es comprensible que haya sido una apelación a nuestra dignidad como pueblo.
Pero atención porque estamos cayendo en una trampa muy peligrosa. Mientras todos los foros y opinadores siguen poniendo el acento en la dignidad y el derecho de Catalunya a decidir, el españolismo nos está colando un discurso consistente en presentar la vindicación identitaria en contradicción con las necesidades económicas de la población catalana. 
La crisis, que afecta a la mayoría de la gente y a la última inmigración (en gran parte castellanoparlante) son dos factores muy valiosos para la estrategia españolista. Están clavando una falca para resquebrajar la sociedad catalana mediante la presentación del nacionalismo catalán como un argumento esencialista en contradicción con los intereses materiales de lo que (cínicamente) llaman la Catalunya real.
La pérdida regular y contínua del 10% del PIB catalán es un expolio insólito en el primer mundo (del tercero ya hablaremos otro día). De argumentos como este nos sobran. Es responsabilidad de los catalanes conscientes, opinadores y políticos en primer término, de luchar para ganar esta batalla sobre la opinión pública de tota la masa de la población que, actualmente,  no se siente identitariamente catalana y que es bombardeada cotidianamente por el aparato mediático español.
Tiene pinta de ser una última oportunidad de salir airosos, de ser un ahora o nunca para nuestra supervivencia como pueblo. La situación exige una catarsis ejemplarizante de los políticos que se consideran catalanistas, de los que salgan de las próximas elecciones del Parlamento catalán. Que el presidente de la Generalitat, en los tiempos que corren, cobre casi el doble que el del gobierno de España, contradice la ética y la estética. Que en cada diputación y ayuntamiento se pongan el sueldo ellos mismos sin ningún parámetro razonable, que dispongan de tarjeta de crédito y dietas....Si no acotamos todo esto de una manera razonable pero contundente, la tradicional participación menor en las elecciones a la Generalitat todavía empeorará y será un argumento más del españolismo para deslegitimar su representatividad. Cualquier aspiración política se ha de poner automáticamente en relación con los intereses materiales del pueblo. Tenemos mucho (todo) que perder.
Andreu Torras Borràs (Barcelona)

Diagnóstico lingüístico

Catalunya (y IV): diagnóstico lingüístico (Publicado en el diario Avui el 9-11-2007)

Entendes la lengua como rasgo principal de nuestra identidad. Y, pongamos por ejemplo, un hecho real. Una noche, un catedrático de una universiad española estaba cenando en casa de la família de Manolo Vázquez Montalbán. En un determinado momento de la velada, el hombre no pudo más y les dijo:"Perdón pero ¿hasta al perro le habláis en catalán?". La anécdota revela la gravedad del asunto. Incluso la gente más formada sigue pensando que eso del catalán, si lo usamos entre nosotros, es para tocar las narices. Por más pedagogía que hagamos, no hay peor sordo que el que no quiere escuchar. Las propias instituciones, que deberían ser las primeras en dar ejemplo, se ríen. En el Congreso nos riñen y nos retiran el micrófono cuando escuchan la tercera palabra en catalán. En Bruselas, si intentamos utilizarlo, nos ponen todo tipo de obstáculos. La presunta oficialidad és una tomadura de pelo.
Todavía más preocupante que todo eso es el uso social del catalán en el propio territorio. Aunque un 54% de los catalanes consideran que el catalán es su lengua, encontrar a un dependiente que te atienda en tu idioma en Catalunya es encontrar la aguja en el pajar. Topar con un camarero que te entienda en catalán es un bingo cada día más difícil de cantar. Si queremos ir al cine, casi nunca la hacen en catalán la película que nos interesa. Si hacemos zapping, las opciones de encontrar contenidos en catalán son, porcentualmente, cada vez menores. Si os ponéis a escuchar por la calle o en el patio de las escuelas, ¿en qué idioma se habla?
El vicepresidente Carod-Rovira afirma que el futuro de la lengua catalana no depende de los recién llegados. Y tiene razón. Es lógico -pero preocupante- que, a medida que los catalanoparlantes de lengua materna representan un porcentaje menor de los ciudadanos, el uso del catalán vaya disminuyendo. A menos lengua, menos país. ¿Nos hemos de conformar con esta espiral sin remedio?

Xavier Bosch

El carácter catalanista del Barça

(Noticia publicada en la agencia EFE el 13-3-2008)
Simon Kúper: "El Barça es para los catalanes la mejor opción de reivindicar su nación"

El periodista holandés Simon Kuper, que ha recibido hoy el Premio Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán en periodismo deportivo, ha asegurado que el Barça es para los catalanes "la mejor opción para reivindicar su nación sin tener que exigir un Estado propio".
Kuper dijo que el fútbol "es mucho más que un deporte", y ha puesto como ejemplo el Barcelona y su "importantísima función social como símbolo de Cataluña".
El galardonado no ha disimulado su "amor" por el club catalán: "Me encanta el Barça. Antes creía que era holandés (por el gran número de jugadores de este país que ha llegado a tener) pero ahora veo clara su gran labor y su condición de símbolo de una cultura, una ciudad y una nación. Es ahí cuando te das cuenta de hasta donde puede llegar el fútbol".
Kuper (Uganda, 1969) es actualmente columnista del 'Financial Times' y se ha especializado en artículos sobre fútbol y la incidencia de este deporte en la sociedad europea.En 1994 ganó la 'William Hill Sports Book' con el libro 'El fútbol contra el enemigo'.
EFE

PD: Resulta curioso ver cómo desde fuera de España se entiende muchísimo mejor la conexión entre Catalunya y el Barça que en el resto de España.

Relaciones Catalunya-España

"¿Cuál es el plan B?" (Artículo de Joan Garí publicado en Público el 14-7-2010)

España ha ganado el Mundial y Catalunya ha quedado reducida, por mor del Tribunal Constitucional, a una aldea gala de más de siete millones de habitantes. ¿2-0? Mirémoslo de otra manera. Si no se soluciona el conflicto de legitimidades -la restrictiva observancia jurídica central contra la voluntad democrática de los catalanes-, en el próximo Mundial España podría verse obligada a participar sin ningún jugador del Barça. ¿Quién marcaría entonces los goles? O, lo que es lo mismo, ¿quién pagaría los ordenadores extremeños y las autopistas castellanoleonesas sin el esfuerzo fiscal de los catalanes?.

España tiene que decidir si quiere seguir conservando a Catalunya en su mapa. Para muchos españolitos de a pie sería una tragedia tener que renunciar a un dibujo mental interiorizado desde niños: los límites inequívocos de su única realidad. Pero si el sentimiento independentista crece porque desde la meseta sólo llegan mensajes de desprecio y de odio, algún día un presidente del Gobierno puede verse en la tesitura de tener que enviar al ejército para que penetre en Barcelona por la Diagonal, como en 1938, y eso sí que será una crisis.
Si lo que se pretende es que Catalunya se sienta cómoda en España, habrá que respetar su profundo sentimiento nacional, el derecho de su lengua a ser hegemónica en su propio territorio y también el de poder intervenir positivamente en la organización de su economía o judicatura. Y si para eso hay que cambiar la Constitución, pues manos a la obra. De momento, todo va mal. Con las  leyes actuales -¡o con sus intérpretes!- Catalunya se asfixia. Entonces, ¿cuál es el plan B?

Joan Garí

Las lenguas cooficiales españolas y la hipocresía

Las lenguas cooficiales españolas y la hipocresía (Publicado en el diario Público el 14-7-2010)

Han pasado 35 años desde que desapareció el franquismo y todavía quedan residuos...
Soy madrileño y por motivos de trabajo visito con mucha frecuencia Barcelona y Bilbao. Nunca he tenido ninguna barrera idiomática, es más, cuando alguien ha comenzado conmigo una conversación en catalán o euskera, al ver mi ignorancia sobre su idioma, han cambiado rápidamente y se han dirigido a mí en castellano, en incluso algunos se han disculpado. Debo de tener suerte, o no tanta. La excepción sólo ocurre cuando un necio, que por propia atracción de semejantes coincide con otro necio, fuerza la situación y genera situaciones incómodas y perfectamente evitables. Sólo son anécdotas, excepciones.

Ahora, tras la sentencia sobre el Estatut, parece que la consigna es atacar a la lengua catalana. Eso sí, sin alusiones al valenciano o al gallego, y curiosamente desde autonomías donde gobierna el PP. ¿Casualidad? No parece. Separatistas son los que separan y esos no están sólo en Catalunya ni en Euskadi, sino que abundan en Madrid, en las filas del partido de la oposición.
David Huray de La Hoz (Madrid)

Sobre el uso del catalán

Vamos a ver con qué facilidad un lector del diario 20 Minutos desmonta y arruina el discurso victimista y equivocado de otro lector del mismo periódico en la sección de Cartas. Primero reproduzco el artículo del lector que se queja y posteriormente la impecable réplica:

Hablar en catalán o en castellano (12-3-2010)
Un lector sostiene que nadie le puede obligar a hablar en castellano. Sin embargo, a mi hijo le obligan a escolarizarse en catalán, aunque no quiera. Como no tengo dinero, no puedo enviar a mi hijo a un centro privado y así poder elegir la lengua de formación. Ejerciendo mi derecho a decidir, decido: sólo hablaré en catalán si me pagan o me multan.
David A. Abad 

Hablar en catalán o en castellano (15-3-2010)
Me parece muy pobre que algunos padres quieran que sus hijos hablen sólo castellano o catalán. Me parece muy pobre que se pogan muros en lugar de puentes. Me parece una falta de respeto a la gente que vive en Catalunya y son catalanes que haya otra gente que se niegue a aprender la lengua del lugar. Es menospreciar una lengua, una cultura y su gente. No digo los que están de paso, sino los que se establecen para vivir y trabajar.
Aquí a nadie se le pone una pistola en la sien pero, sólo por respeto a una lengua y a una cultura, se tendría que hacer el esfuerzo. Sería inconcebible que en Londres nos empecináramos en hablar en castellano, y aunque esto no sea Inglaterra, siempre hay que tener respeto a la lengua y la cultura a la que se llega. Y qué mejor manera que integrarse y hablar su lengua. Es tan evidente que me parece absurdo tener que explicarlo. Mis padres nacieron en Jaén y siempre me animaron a hablar el catalán, aunque ellos por edad y educación, no lo consiguieran. Y es que quien se tiene que adaptar es el que llega, no el que siempre ha estado.
Antonio Extremera

Sobre la financiación

Carta de un gallego (Publicado en La Vanguardia el 16-7-2009)

Lo digo así, con todas las letras: tengo envidia de ti, Catalunya. Envidia de tu poderío, de tu capacidad de convicción y de tu paciencia, porque hay que tener mucha paciencia para negociar durante catorce meses sin romper la baraja. Y creo que tengo razones para esta envidia. Lo entenderás sólo con recordar dos fotos. En una, publicada el lunes, se ve al president Montilla con una sonrisa que no le había visto en mi vida, ni siquiera cuando fue investido en el Parlament: irradiaba triunfo y felicidad. En la otra está mi presidente, Alberto Nuñez Feijoo, con el rostro serio, quizás cabreado, desde luego endurecido por cómo nos había tratado la financiación.

Después están los números: tú ves incrementados tus recursos financieros en 3.855 millones, y en Galicia ni siquiera lo sabemos muy bien. Si llegamos a los 600 sería un hecho histórico pero sería la sexta parte de lo que se destina a Catalunya. Esquerra Republicana consiguió en una tarde de conversaciones telefónicas con Madrid cerca de 400 millones, el doble de lo que dice Feijoo que a nosotros nos falta en nuestras modestas cuentas. Y tu capacidad de generar impuestas te anuncia un futuro de abundancia, frente a mi Noroeste, que, además, sufre una crisis agraria, acaba de terminar la huelga más larga de la historia y debe esperar seis años hasta tener el tren de alta velocidad.

No discuto la justicia del reparto. Sois cuatro, quizá cinco millones de habitantes más y es lógico que recibáis más. Sufrís un mayor impacto de la inmigración y necesitáis recursos para atenderlo. Si pagáis más al Estado, es justo que recibáis más. Si tenéis un Estatut que dice lo que dice, hay que cumplirlo, que es una ley orgánica del Estado. Y seguramente os tenemos que agradecer la cantidad de pensiones que se han cobrado en mi tierra gracias a vuestra previa solidaridad. Pero tengo envidia, qué le vamos a hacer: es un sentimiento primario que se antepone a las razones.

A veces, en los momentos de depre, me digo: tendríamos que tener la fuerza suficiente para utilizar la palabra desapego, como hizo Montilla, y hacer temblar determinadas estructuras del Estado.Tendríamos que  tener ese poderío que se desprende de los hechos: si Catalunya no hubiera aceptado este fin de semana el sistema de financiación, no habría financiación para nadie. O quizás deberíamos tener partidos propios en el Congreso, con escaños suficientes para forzar el rumbo de las grandes decisiones estatales. O quizá, simplemente, nos falta la influencia de quien se propone volver a ser el motor económico de España.
Dicho eso, les pido a tus políticos que celebren lo conseguido, pero que no se excedan en presumir tanto de haber quedado por encima de la media, que este es un país de agravios. Está bien que saquen pecho, que lo han ganado, pero tengan cuidado en dar la razón a quienes dicen que el nuevo sistema pone en peligro la cohesión territorial.

FERNANDO ÓNEGA

Sobre la falsa persecución del castellano en las aulas catalanas

Cierto lenguaje político (Publicado en La Vanguardia el 26-9-2009)
Hace unas semanas, el ex presidente José María Aznar habló en televisión sobre la enseñanza del castellano en Catalunya, subiéndose, sin rubor ni vergüenza alguna, al carro de los que habitualmente pregonan su desaparición de la sociedad catalana; de los que a fuerza de repetir una mentira intentan convertirla en verdad. Una verdad que las buenas gentes de España aceptan como dogma por venir de quien viene y por no tener conocimiento directo de la situación real que se vive en Catalunya.
Durante 43 años -en tres escuelas muy distintas- he ejercido mi vocación docente usando, indistintamente, las lenguas castellana, catalana e inglesa. Hermosas lenguas que usted, señor Aznar, conoce y utiliza en su intensa vida pública, aunque tocante al catalán confiese restringir su uso a la intimidad. Pues bien, lo que la sociedad catalana quiere y necesita es no sólo no prescindir del conocimiento del castellano, sino también enriquecerse con otros idiomas -inglés, en primer lugar-, que le abran las puertas a un mundo cada vez más globalizado. Empezando, naturalmente, por el catalán como lengua propia y vehicular de uso social; la entrañable lengua que aprendimos en el regazo de nuestras madres y usamos habitualmente. Señor Aznar, ¿cómo puede usted concluir que los padres tendrán que mandar a sus hijos fuera de Catalunya para aprender castellano tras la supresión de una hora semanal en las escuelas? ¿No se ha detenido a pensar que castellano y catalán son lenguas hermanas con analogías gramaticales y sintácticas que facilitan su aprendizaje? ¿No cree que el predominio de la prensa, radio, televisión y el abundante uso social del idioma castellano sean recursos poderosos que hacen innecesaria la tan cacareada tercera hora? ¿No sería bueno que para vertebrar España de una vez para siempre, todas las comunidades asimilaran bien la pluralidad de España como nación de naciones, aprendiendo incluso en la escuela algunos conocimientos básicos de sus distintos idiomas? ¿Por qué la FAES que usted dirige no intenta ocuparse de esta noble tarea que, de verdad, contribuiría a un entendimiento pacífico y amoroso entre todos los españoles?
Estoy convencido de que en lo más hondo de sus íntimos pensamientos, los políticos saben cuánta mentira se fabrica en torno a este tea. Pero también intuyo que palpan la cantidad de votos electorales que las gentes de buena fe les proporcionan gracias a esas mentiras. Y lo que más pena causa es que son incapaces de salir del lodazal en que andan metidos. Los ciudadanos no acertamos a comprender la cantidad de magia, el poder de seducción que deben tener las poltronas políticas para dar a entender que, hasta a la mentira pretendan darle un uso legítimo.¡Qué lejos aquellos tiempos en los que los educadores, en la pizarra de la escuela, escribíamos como máxima del día: "¡La mentira es el lenguaje de los cobardes!".
FRANCISCO TERÉS LLORENS (Barcelona)

martes, 3 de agosto de 2010

Carta al señor Miguel Ángel Revilla

(ENVIADA POR MAIL AL SEÑOR REVILLA Y CONTESTADA DE MANERA ESCUETA Y SIN ARGUMENTOS SÓLIDOS) 23-9-2009

Hola señor Revilla,

Ya que usted se ha tomado la libertad de censurar a Laporta, permítame que yo censure al mismo tiempo su actitud por diversas razones, todas ellas derivadas de la misma raíz principal: la hipocresía. En primer lugar, usted recrimina al máximo mandatario azulgrana el hecho de mezclar política con deporte y usted hace exactamente lo mismo acudiendo al palco de El Sardinero y dando su respaldo al Racing. Entiendo y respeto sus simpatías por el club más representativo de su comunidad, pero entonces no critique usted a Laporta ya que está haciendo lo mismo. En segundo lugar, me parece totalmente desafortunada la frase: “Soy tolerante con todo menos con los asesinos de ETA y con los que se quieren separar de España". Está metiendo en el mismo saco a un grupo terrorista y a una opción política, exactamente igual de legítima y, por tanto, de respetable que la suya. Además, usted ya sabrá que la expresión “separatista” tiene connotaciones peyorativas porque es fruto de la agresividad lingüística y de la tergiversación de cierto sector de la prensa derechista española, de la que usted se deja influir y contaminar. Le recordaré, sin extenderme en el tema, que la autodeterminación de los pueblos y regiones es un principio fundamental del derecho internacional público, recogido en la Carta de las Naciones Unidas y en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, entre otros documentos.

Por otro lado, ir pregonando a los medios de comunicación una conversación privada, es de poco savoir faire. Pero lo más lamentable de sus declaraciones no es esto. Lo más deplorable es que, y digámoslo claro sin rodeos, ni subterfugios, ni metáforas ni máscaras: el problema es la particularidad de la adhesión política de Laporta. Si Laporta, en vez de ser independentista, fuera nacionalista español y hubiera acudido a alguna manifestación del PP, de UPD o de Ciutadans, usted no habría abierto la boca (e incluso quizás para sus adentros lo hubiera celebrado).
Por lo tanto, es fácil deducir que usted, como se hace y se ha hecho desde hace tiempo, sigue avivando el fuego de la catalanofobia, seguramente como estrategia electoral. Usted tiene la obligación de respetar todas las opciones políticas, mientras no sean violentas o estén fuera de la legalidad. Y la independencia es una vía legítima y ERC un partido totalmente legal. Además, con una mínima dosis de rigor, de conocimiento histórico, de sensibilidad y de empatía, es fácil llegar a la conclusión que los anhelos de independencia sólo son la consecuencia lógica, natural y humana de tantos y tantos siglos de opresión y persecución a la lengua y cultura catalanas, porque España se ha construido desde la idea uniformizadora y centralista de Castilla, desde el pensamiento único de la cultura castellana, desde la falsa supremacía moral de la lengua española, negando y censurando cualquier sensibilidad distinta y concibiendo la diferencia como una amenaza y no como una riqueza. Le diré que España ya no es una, grande y libre sino que son varias, es pequeña y esclava de sus prejuicios. También le recordaré que España es un país plural y que la dinámica mundial también va en esta dirección de multiculturalidad y pluralismo, con la idea del respeto y la tolerancia por encima de jerarquías carpetovetónicas y por encima del odio, un sentimiento negativo que suele ser fruto de la mezcla de ignorancia y de algún complejo de inferioridad. Por otra parte, el hecho de ser presidente de un club deportivo no anula la ideología personal de Laporta como ser humano, como ciudadano y como votante, por lo que sus manifestaciones políticas personales entran dentro de la libertad de expresión, un derecho constitucional.

Por último, le voy a recomendar fervorosamente el libro “El nacionalismo lingüístico” en el que el catedrático de lingüística madrileño Juan Carlos Moreno Cabrera desmonta de un plumazo las falsedades y la manipulación propias del nacionalismo español. Si usted es una persona mínimamente inteligente y razonable (cosa que no dudo en ningún momento), tiene una mente abierta y es de aquellas personas inquietas y curiosas a las que les gusta ver las dos caras de la moneda y tener las dos versiones del mismo tema, sé que intentará leer este libro o se interesará por su autor. Si no encuentra el libro o no tiene tiempo para comprarlo, puede poner en el Google el nombre del autor Juan Carlos Moreno Cabrera y leer las entrevistas que le han hecho en distintos medios de comunicación. Si, por el contrario, en el caso hipotético que usted sea una persona tozuda que no sepa salir de su empecinamiento y obcecación, acostumbrada a salir de los debates ideológicos reforzando sus convicciones sin prestar atención al bando ideológico distinto y no se haya planteado en ningún momento que pueda estar equivocado en este tema, allá usted con su conciencia y su credibilidad. Puede pensar que yo soy un radical separatista, un polaco o un catalufo, como muchos ciudadanos españoles piensan y vociferan sin ningún tipo de pudor, o puede que le pique la curiosidad y que haga un esfuerzo. La elección es sencilla: leer para descubrir otra cara de la realidad y darse la oportunidad de hacer autocrítica, dudar e incluso quizás replantearse sus teorías, o seguir con su discurso hipócrita y manipulador. Usted elige. Solamente usted.


Sin ninguna acritud y de parte de un humilde periodista catalán (que conoce al dedillo su lengua y la respeta, así como a su cultura, y que exige el mismo respeto para su lengua y cultura).

Respuesta a un artículo de El Heraldo de Aragón


Artículo de Encarna Samitier publicado el 10 de agosto del 2008 en el Heraldo de Aragón





Es curioso que quienes más se empeñan en desligar el deporte de la política suelen ser los mismos que hacen uso propagandístico/político del deporte. Una cosa es cumplir el artículo 51 de la Carta Olímpico, que impide la propaganda política, religiosa o racial en recintos olímpicos, y otra es la inaudita prohibición de hablar de política por parte del Comité Olímpico Español.


Como ha sucedido en otros Juegos (el máximo exponente fueron los de la Alemania nazi de 1936),el régimen chino pretende dar la imagen de una potencia que no constituye una amenaza sino una gigantesca oportunidad para el resto del mundo. Pero las luces deslumbrantes de una ceremonia que mostró los avances de los últimos treinta años conviven con grandes zonas de oscuridad en las que el Gobierno pretende esconder las violaciones de los derechos humanos, que incluyen desde severos castigos a los disidentes hasta las limitaciones a Internet.


Si los Juegos sirven al régimen comunista para avanzar en un modelo de desarrollo sin libertades se habrá perdido una gran oportunidad. Pedir que se mejoren las libertades no es “politizar” los juegos, es un imperativo ético. El que ha movido a los 127 deportistas, algunos aspirantes a medalla, a pasar de los acomodaticios popes del olimpismo y a escribir una carta al presidente chino instándole a “proteger la libertad de expresión, de religión y de opinión en su país, incluido el Tíbet”.


Es una lástima que ningún español figure entre los firmantes. Pero lo auténticamente triste es que algunos políticos, como los que integran la Generalitat de Cataluña, no sólo no se preocupen por las limitaciones a la libertad de expresión sino que ellos mismos se dediquen a censurar, en plan cutre, las intervenciones de nuestros atletas. El Govern explica en sus notas de prensa que Cataluña tiene representantes en 15 modalidades, eludiendo el hecho de que dependen del comité olímpico español. Y ha colgado en su página web el anuncio que Pau Gasol, capitán de la selección española de baloncesto, hizo con Nike, trampeándolo de tal modo que no aparece la frase final: “Ser español ya no es una excusa; es una responsabilidad”. Ni seny ni juego limpio.





RESPUESTA






En primer lugar, usted mezcla la velocidad con el tocino, las churras con las merinas. No es de recibo hablar de China y el Tibet y acabar criticando a Catalunya, la comparación no procede por ningún sitio y además se le ve el plumero: lo que usted quería en realidad es una excusa para poder criticar a Catalunya, e indirectamente intenta establecer un nexo o un paralelismo entre la falta de libertad de expresión de la Alemania nazi y el Gobierno catalán, algo totalmente mezquino e improcedente. En segundo lugar, cae en la generalización sin aportar datos concretos. ¿Cómo sabe que toda la Generalitat de Catalunya entera no se preocupa por las limitaciones a la libertad de expresión? ¿Por qué no da nombres? En segundo lugar, se queja de que se trampee el anuncio de Pau Gasol en el sentido de que se haga constar la frase “Ser español no es una responsabilidad”, y no se atreve a entrar al fondo del asunto. No osa admitir abiertamente que esta frase es una declaración abyecta del más puro nacionalismo español, y que además mezcla política y deporte, curiosamente lo que usted censura durante todo el artículo. Ser español, ser catalán o ser de cualquier nación, nacionalidad, pueblo, región... no es una responsabilidad: la identidad no tiene nada que ver con la responsabilidad. Lo que sí es una responsabilidad es, por ejemplo, sacar una familia numerosa adelante en unos tiempos de crisis económica, tomar una decisión importante que afecte a mucha gente, afrontar un reto laboral complicado..., es decir, nada que ver con el sentimiento de pertenencia o identificación a una cultura o país. ¿Por qué usted no menciona nada sobre la nula vinculación entre identidad y responsabilidad? ¿Por qué no critica el latiguillo nacionalista español de la frase final de Nike? Por si tiene alguna duda, le dejo la definición de la palabra “responsabilidad” de la Real Academia Española.



1. f. Cualidad de responsable.


2. f. Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal.


3. f. Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado.


4. f. Der. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.





Por último, gratuito e innecesaria la frase final:”Ni seny, ni juego limpio”. En primer lugar porque demuestra que cuando les interesa saber alguna palabra en catalán, la utilizan, y en otros momentos por ejemplo cuando se trata de un rótulo en una tienda, les suena a chino, y además está fuera de lugar ofender mediante un refrán catalán. Acaba cayendo en su propia trampa: usted intenta de puertas afuera desligar política y deporte y al final, hace indirectamente un uso político del deporte, en este caso por omisión y cobardía, sin entrar a valorar el trasfondo nacionalista de la frase de Nike. Lo que no es juego limpio, señora Samitier, son sus comparaciones y tampoco su silencio (¿o miedo?) a analizar la frase de Nike, que sí mezcla deporte con política. ¿Quizás porque muestra un nacionalismo español con el que usted está de acuerdo? ¿Quizás porque sólo le molesta que se mezcle deporte con política cuando no comparte esa política y en cambio considera normal y legítimo que se mezcle deporte con política si se trata de alentar el nacionalismo español?


¿Quizás porque considera que su nacionalismo es el bueno, el oficial, el legítimo y obligatorio y los demás no?

Los internacionalistas/Ciudadanos del mundo

Una de las especies que me enojan e irritan más son “los internacionalistas”, popularmente conocidos como “ciudadanos del mundo”, definición trufada de candidez y ingenuidad más propia de Bambi o de los mundos de Yuppie. Ataviados de ese falso sentimiento metanacional que los hace estar por encima del bien y del mal, dando lecciones de tolerancia y de universalidad por doquier, despreciando quién se identifica legítimamente con su cultura, lengua y tierra. El internacionalista encarna en realidad al cobarde, al que no se moja, al que renuncia públicamente a exhibir su identidad por miedo o vete a saber por qué otro motivo. Normalmente, el internacionalista, que acostumbra a menospreciar todo patriotismo pero especialmente el patriotismo periférico o más minoritario por considerarlo una pérdida de tiempo, no se da cuenta de su hipocresía. Censura y se mofa de los intentos de normalización cultural argumentando que hay problemas más globales y transcendentales que afrontar (normalmente suele citar, con afán demagógico y populista, el hambre en el tercer mundo, la desertización o la subida de las hipotecas) y tiene parte de razón en su queja porque de hecho son problemas no desdeñables. Pero él puede ocupar su tiempo y energías en denunciarlos porque las otras cuestiones básicas ya las tiene solucionadas, porque su lengua y su cultura ya tienen garantizada la supervivencia y la estabilidad.

Sentido del humor


Reír y, en general, tener sentido del humor, es algo saludable, tal y como han indicado frecuentemente los médicos, y además es un síntoma claro de un cierto equilibrio emocional de la persona. Para reírse de los demás, primero hay que reírse de uno mismo, y ambas cosas tienen que producirse en un contexto amigable, en el sentido de desdramatizar las cosas, quitar hierro al asunto y adoptar una perspectiva optimista ante la vida. En este sentido, es de agradecer la existencia de programas como “Vaya semanita” o “Polònia”, y no me resulta nada sorprendente que el primero sea hecho por vascos y el segundo por catalanes. En  “Vaya semanita” se ríen de los tópicos, actitudes y pensamientos de los vascos, obviamente de manera exagerada, generalizadora y caricaturesca, y en “Polònia” se parodian con elegancia pero con firmeza todos los políticos catalanes sin excepción y sin importar su afiliación política o procedencia.

¿Por qué no existe ningún otro programa similar en las demás regiones españolas (incluidos canales autonómicos)? ¿Será quizás porque tienen miedo de hacer este ejercicio de autocrítica humorística? Quizás prefieren hacer programas de burla grosera a los demás antes que meterse con ellos mismos. Quizás estos programas, por su gran acogida, reflejan una tendencia, y es que en Catalunya y en el País Vasco, acostumbrados históricamente a las burlas y críticas, se da el caldo de cultivo necesario para que algunas personas se les ocurra dar un paso el frente y revertirlo todo en un espacio televisivo, como si quisieran decir: “nosotros somos los primeros en reírnos de nosotros mismos”, eso sí, con habilidad, inteligencia, finura y respeto, cuatro características con las que casi nunca se trata a Catalunya y al País Vasco en los programas del resto de España.

¿Cuándo se podrá ver un programa hecho por madrileños en los que se parodien los políticos y los ciudadanos madrileños y, por ejemplo, se rían del tópico de la chulería?  ¿No será que es más cómodo reírse de los otros que de uno mismo?

Representatividad política

En principio, los políticos representan a sus respectivos ciudadanos, que los eligen en las urnas de forma democrática y que al fin y al cabo son los destinatarios y receptores de las medidas e iniciativas que tomen los gobernantes. Las personas depositan su confianza en los políticos por un plazo determinado de tiempo pero esto no significa ni mucho menos que cada palabra o acción de los que detentan el poder sean un reflejo exacto de lo que piensan o harían sus representados. Por lo tanto, y teniendo en cuenta el frecuente “donde dije digo digo Diego” al que se abonan muchos gobernantes en pro de pactos oportunistas e intereses electorales, no se puede culpar a los votantes de lo que hacen sus gobernantes. Al margen de acciones legales y jurídicas concretas, no hay más posibilidad de control que unas futuras elecciones, donde los errores de unos y los aciertos de otros acabarán pasando factura en ambos sentidos.

Hugo Guarra, un palurdo vallisoletano que trabaja en una empresa de ascensores, en plena confusión de términos, pretende hacer sentir culpables a los catalanes por declaraciones o iniciativas de Carod-Rovira o de ERC, como si toda su acción de gobierno fuera una copia fiel de lo que quiere la totalidad de los ciudadanos catalanes. De nuevo, la parte por el todo, aprovechar deslices, salidas de tono o errores de unos políticos catalanes concretos para insultar, despreciar u ofender a Catalunya y a sus ciudadanos. No sólo es evidente que el hecho de ser catalanes no los convierte automáticamente en peores políticos sino que también es obvio que el concepto de representatividad política es relativo. ¿O es que hay que odiar a Galicia y a los gallegos y más concretamente a La Coruña por el hecho de que fue donde nació Franco? ¿O es que los que en su día votaron al PSOE liderado por Felipe González son también responsables de la malversación de fondos y por lo tanto también merecen ser catalogados de chorizos?

La transición española


La transición fue una pantomima. Así de claro. A pesar de que la historiografía y los medios hayan insistido hasta la saciedad y el hartazgo que fue modélica, que se elogie la conducta del rey y que en cierta opinión pública haya calado el convencimiento de que se hizo de la mejor manera que se pudo, llegando al extremo de decir que prácticamente no hubo alternativa. Esto es falso. No sólo porque las cosas, en general, siempre se pueden hacer mejor sino porque lo que imperó allí fue la cobardía. No se hizo borrón y cuenta nueva como en Alemania, juzgando los criminales del régimen antidemocrático, regenerando instituciones y partidos. Franco murió en la cama y se propuso dar cabida a todo el mundo, incluidos los franquistas, para no alterar sensibilidades. De ahí que Alemania nos lleve más de 60 años de ventaja en cuanto a higiene democrática: 30 años cronológicos imposibles de recuperar (la caída del nazismo se produjo en 1945 mientras que la del franquismo en 1975) más los 35 que llevamos por hacer una desastrosa transición. La fragilidad de la transición se aprecia claramente en algunos detalles, desde el golpe de Estado de 1981 (el enjuiciamiento y encarcelamiento de todos los franquistas hubiera impedido su posterior rearme) hasta los recientes recelos sobre la ley de la memoria histórica, la polémica sobre el archivo de Salamanca o las voces en contra sobre la retirada de estatuas de Franco y demás símbolos fascistas, el hecho de que se perciba como normalidad el doblaje del cine en catalán…medidas que se debieron haber tomado al principio de la democracia y que ahora se verían, no como reclamaciones ni revanchismos, sino como fruto de una normalidad pacífica, cívica y consensuada.

Ante la expectativa de la transición, España tenía una oportunidad histórica para apelar a la unidad entendida como la hermandad de los pueblos y reconciliar los bandos, pero no una unidad homogeneizadora y centralista, sino una unidad en el sentido de un consenso con todas las sensibilidades y nacionalidades presentes en el territorio. Pero no fue así sino todo lo contrario. Tenía la oportunidad histórica de darse la mano y estrechar lazos con las sensibilidades del territorio que habían sufrido todavía más la represión cultural (Catalunya, Galicia y el País Vasco) por haber sido privados de su instrumento de comunicación y de sus manifestaciones culturales. Pero no. El pueblo catalán, el gallego y el vasco deberían ser admirados por haber resistido con tanta perseverancia como pacifismo a la ilegítima persecución y censura fascistas. Pero no. ¿Por qué? Con el progreso reestablecimiento de una aparente democracia y la lenta e incompleta normalización cultural y social de las lenguas distintas al español, ha calado en ciertos medios y en consecuencia en cierta parte de la opinión pública la idea de que las “demandas nacionalistas” de “determinadas regiones” ya han tocado techo y que ahora ya no se pueden permitir más exigencias. Como si el hecho de poder expresarse de forma oral y escrita en su propia lengua fuera una especie de concesión a la cual deberíamos estar profundamente agradecidos y que esa permisividad ya nos impidiera profundizar en ese desarrollo y normalidad de la lengua y cultura propias. Da la sensación que en la época franquista eran más comprensibles las reivindicaciones de las lenguas y culturas reprimidas (esta persecución no se ha reconocido hasta hace bien poco, al asociarse erróneamente y con mala fe con la falsa persecución de la lengua y cultura españolas en Catalunya) pero que ahora, con una supuesta normalidad democrática, ya no es posible ahondar más en la promoción y desarrollo de estas lenguas y culturas. Con lo que, al final, se descubre el verdadero nacionalista español intransigente que lleva mucha gente en lo más profundo de su ser, que en realidad no le hace ninguna gracia el avance y la normalización de lenguas y culturas distintas a la castellana y que públicamente no expresa este rechazo porque sería políticamente incorrecto pero que no lo ve con buenos ojos porque desde su mente tergiversada y desde su concepción monolítica y primitiva, asocia la normalización de las mal llamadas lenguas y culturas periféricas con el retroceso de su lengua y cultura españolas, a las que considera superiores e intocables.


La Diada

Vamos a analizar otro ejemplo de clamorosa e inadmisible manipulación de los medios, en este caso respecto a la Diada. A raíz de la celebración del 2008, Antena 3 dedicó quince escasos segundos de información, en un video que se limitaba a mostrar imágenes de una veintena de personas increpando a dirigentes del PP. En primer lugar, eso forma parte de la expresión y los dirigentes políticos han sufrido este tipo de abucheos en todas partes del mundo. Por otro lado, la esquizofrenia y la bipolaridad del PP catalán, que intenta desesperadamente sacar votos en Catalunya mientras su dirección general en Madrid utiliza la catalanofobia como rédito electoral, da alas al abucheo: es normal que se increpe a un partido irrespetuoso con el territorio donde pretende gobernar. Lo que no es normal es su callejón de salida, que pretendan tener una fuerza mayoritaria mordiendo la mano que le da de comer. ¿Cómo pueden llegar a ser algún día mayoritarios en Catalunya si son contrarios a la normalización y consolidación de la lengua y cultura catalanas?
También mencionaron con preocupación que en algunos ayuntamientos se hubiera sustituido la bandera catalana por la independentista. En cambio, ni una palabra sobre el contexto histórico de la diada, ni una palabra sobre las numerosas actividades culturales y lúdicas (poesía, danza, música....), ni una mención sobre el carácter mayoritariamente pacífico y cívico de la gente

En el 2009, Telecinco tuvo la osadía de ahondar en esa tergiversación. Habló de reivindicación nacionalista e independentista, olvidando que la diada es un acto de catalanidad y catalanismo, tan legítima y digna de respeto como el del 12 de octubre. Y en cuanto a lo del boicot a Noa, dijeron que medio centenar de personas la abucheó. Cierto, pero no es menos cierto que eran 50 sobre un total de 13.000/15.000. De nuevo, elevando la anécdota a categoría de notícia y otorgando a la excepción el rango de regla general. Supongo que la desinformación televisiva es la segunda táctica de los afines al nacionalismo españolista y retrógrada, justo después de aquella que popularizó y nunca mejor dicho el PP, según la cuál una mentira, a copia de repetirse hasta la saciedad, se convertía en una verdad irrefutable. Con una tergiversación de tal calibre, es totalmente comprensible que un señor, por ejemplo, de Albacete (con todos mis respetos por esta comunidad) que no sintoniza TV3 llegue a desarrollar un sentimiento anticatalán y que convierta al ciudadano catalán de a pie en un radical.

Nada que ver, obviamente, con el tratamiento del 12 de octubre y todos sus fastos y gastos. Entonces sí es una fiesta nacional, una reivindicación de la hispanidad, sin más peros ni cuestionamientos políticos que los abucheos a Zapatero. El desfile carpetovetónico del ejército, los aviones dejando ir un rastro de humo en forma de bandera española o el paracaidísta que aterriza con una inmensa bandera. Ningún medio televisivo ni escrito ni radiofónico habló entonces de nacionalismo español, ni nadie de los presentes se atrevió a decir aquello de “menos banderas y más soluciones”, como sí ocurrió en la diada, como si la crisis sí tuviera que ver con las reivindicaciones identitarias catalanas y no con las españolas. Evidentemente, tampoco ninguna mención a los 500 fascistas que se manifestaron impunemente en Montjuïc (¿se imaginan que en un 11 de septiembre unos catalanes exhibieran su catalanismo en Santander, León o Ciudad Real por poner algún ejemplo?). Y en este caso la comparación tampoco procedería, porque el catalanismo es un sentimiento respetable en cuanto a que es democrático, no así el fascismo. Como nota curiosa, destacar que mientras en la diada anualmente se hacen actos culturales (danza, poesía, música...) el 12 de octubre todo se reduce a una recepción política a los reyes y un paseo militar muy ostentoso, como si se quisiera hacer una demostración de fuerza y autoridad, con cabra incluida (llamada Golfa en el 2009). No hace falta ser muy inteligente para intuir el nivel intelectual medio del ejército ni del tipo de personas que lo integran. No deja de ser sintomático: en la diada se hacen actos culturales, en el 12 de octubre, actos militares. Una sensible diferencia que también muestra la idiosincrasia de cada sentimiento y retrata fielmente cada una de las dos identidades.
Obviamente, el tratamiento de la Diada no tiene absolutamente nada que ver con el tratamiento dado a otras fiestas peninsulares, como la de San Isidro, las Fallas, la feria de Abril o el Chupinazo. Porque, si hace falta, retransmiten el informativo desde el mismo sitio.