miércoles, 4 de agosto de 2010

Tretas del españolismo

"Resquebrajando Catalunya" (Publicado en La Vanguardia el 25-8-2010)

La idea-fuerza de la reforma del Estatuto de Autonomía de Catalunya fue la de terminar con el expolio fiscal. Asegurar la ordinaliad entre las aportaciones de las distintas autonomías y las inversiones que recibirían era la manera más gráfica y de comprensión elemental para conseguir unos mínimos de equidad.
El resultado del complicado y penoso proceso ha sido una butifarra fenomenal a nuestras aspiraciones de justicia. La primera reacción es comprensible que haya sido una apelación a nuestra dignidad como pueblo.
Pero atención porque estamos cayendo en una trampa muy peligrosa. Mientras todos los foros y opinadores siguen poniendo el acento en la dignidad y el derecho de Catalunya a decidir, el españolismo nos está colando un discurso consistente en presentar la vindicación identitaria en contradicción con las necesidades económicas de la población catalana. 
La crisis, que afecta a la mayoría de la gente y a la última inmigración (en gran parte castellanoparlante) son dos factores muy valiosos para la estrategia españolista. Están clavando una falca para resquebrajar la sociedad catalana mediante la presentación del nacionalismo catalán como un argumento esencialista en contradicción con los intereses materiales de lo que (cínicamente) llaman la Catalunya real.
La pérdida regular y contínua del 10% del PIB catalán es un expolio insólito en el primer mundo (del tercero ya hablaremos otro día). De argumentos como este nos sobran. Es responsabilidad de los catalanes conscientes, opinadores y políticos en primer término, de luchar para ganar esta batalla sobre la opinión pública de tota la masa de la población que, actualmente,  no se siente identitariamente catalana y que es bombardeada cotidianamente por el aparato mediático español.
Tiene pinta de ser una última oportunidad de salir airosos, de ser un ahora o nunca para nuestra supervivencia como pueblo. La situación exige una catarsis ejemplarizante de los políticos que se consideran catalanistas, de los que salgan de las próximas elecciones del Parlamento catalán. Que el presidente de la Generalitat, en los tiempos que corren, cobre casi el doble que el del gobierno de España, contradice la ética y la estética. Que en cada diputación y ayuntamiento se pongan el sueldo ellos mismos sin ningún parámetro razonable, que dispongan de tarjeta de crédito y dietas....Si no acotamos todo esto de una manera razonable pero contundente, la tradicional participación menor en las elecciones a la Generalitat todavía empeorará y será un argumento más del españolismo para deslegitimar su representatividad. Cualquier aspiración política se ha de poner automáticamente en relación con los intereses materiales del pueblo. Tenemos mucho (todo) que perder.
Andreu Torras Borràs (Barcelona)