martes, 3 de agosto de 2010

Introducción

Todos los proyectos requieren su explicación, su motivo fundacional, que no tiene nada que ver con la necesidad de justificarse. Y este blog no es precisamente una excepción. Nace con el objetivo principal de desenmascarar la hipocresía, la doble moral y la profunda intolerancia del nacionalismo español, una ideología especialmente contaminadora, tergiversadora y dogmática que se asienta en dos pilares: el odio y el negacionismo. Odio hacia todo lo que se separa de su patrón de normalidad/realidad, es decir, varón blanco heterosexual (una homofobia que disfraza con la expresión "partidario de la familia tradicional), católico  ypatriota español (haremos hincapié en este último apartado de la definición). Y negacionismo porque en su cruzada de odio es incapaz de admitir y reconocer la existencia de otras lenguas, banderas, patrias e himnos que no sean el suyo, el español, que conciben como único, obligatorio y al que atorgan una falsa superioridad moral. La deslegitimación de las demás naciones, lenguas y banderas que coexisten en el Estado llega hasta el surrealismo de considerarlas provincianas, folklóricas y amenazadoras (como si surgieran de la noche a la mañana como puro capricho para ir a contracorriente) y, por lo tanto, merecedoras de descalificación e insulto.

A través de argumentos, cifras, comparaciones, datos y opiniones diversas vamos a poner en evidencia el extremo grado de cinismo y putrefacción de sus tesis, sustentada en la cobardía y la comodidad de los prejuicios y en las mentiras convertidas en verdades a base de repetición. Lo haremos cogiendo como referencia el discurso de Juan Carlos Moreno Cabrera, un catedrático de lingüística madrileño (por lo tanto, libre de sospecha y más aún teniendo en cuenta que también empezó su investigación con prejuicios y que, por tanto, ha recorrido todo el camino) que ha invertido un tiempo y unas energías en el asunto. Mi percepción sobre la relación Catalunya-España coincide plenamente con las opiniones del catedrático (soy suficientemente humilde como para reconocer abiertamente que nadie mejor que él para plasmar al milímetro lo que yo pienso sobre este asunto) pero no por ello renunciaré en el blog a difundir y desarrollar mis propios pensamientos. No lo haré con vocación pedagógica (justificarse a estas alturas es ya ridículo) ni tampoco con la voluntad de impartir clases de historia. Por otro lado, se hará en castellano por dos razones: porque nadie pueda quejarse de que no lo entiende en catalán y, sobre todo, por lo novedoso, inédito y revolucionario que será leer argumentos catalanistas en castellano, por el punto de provocación que reside en esta idea y en menor medida por demostrar el grado de conocimiento del idioma por parte de un catalán que emplea el catalán como lengua materna prácticamente en la totalidad de sus comunicaciones y relaciones.

Por último, no nos podemos olvidar de algo básico: la participación, que en este caso será inexistente porque no se van a permitir comentarios ajenos. Y no por cobardía por querer evitar el debate ni por falta de respeto a la democracia sino por la propia filosofía del blog y también por la conciencia de la peligrosidad de esta herramienta. Lo hago para evitar los insultos, descalificaciones y demás ofensas de cualquier persona o, en todo caso, por el riesgo a recibirlos. Quién quiera debatir sobre este asunto, que se vaya a un foro y seguro que encontrará muchos espacios virtuales donde desfogarse y gozar de sus cinco segundos de protagonismo en estos tiempos excesivamente tecnificados en los que Internet ha conseguido, no sólo democratizar la ignorancia sino también que todo el mundo pueda plasmar públicamente su opinión sobre cualquier tema aunque no tenga las mínimas dosis de inteligencia, cultura, rigor, educación, pluralismo y empatía (éstos serán precisamente los ejes de este blog, cuya máxima es: “Todo el mundo tiene opinión pero muy poca gente tiene criterio”). Pero aquí no. Éste es un blog que desafía y combate el establishment, el status quo, los tópicos, mitos, leyendas, rumores y demás falsedades vertidas diariamente contra Catalunya y los catalanes, hecho con espíritu crítico y sentido del humor y desprovisto de intencionalidad sociológica o historicista, con tanta elegancia (sin insultos) como contundencia. Éste es mi pequeño y humilde espacio propio, mi visión subjetiva del tema, mi verdad, y no tengo la más mínima intención que un blog abierto por placer propio se convierta en un enfrentamiento dialéctico, teniendo en cuenta las bajas pasiones que despierta la cuestión. No les voy a dar el gusto y, si alguien se pica, que se rasque. Preparados para catar la uña.